¿Cómo controlar la ira? Consejos prácticos
Cómo controlar la ira engloba un conjunto de técnicas que resultan necesarias aplicar, especialmente cuando esta emoción se activa con mucha frecuencia o, nos introduce en un espiral de agresividad del que somos incapaces de salir. Y es que la ira crónica tiene graves consecuencias en nuestras relaciones, nuestra salud y en nuestro propio estado mental.
Ojo, la ira es una emoción normal y útil, por tanto, podemos decir que no es positiva ni negativa. Como cualquier otra emoción, nos indica que una situación es molesta, injusta o amenazante. Ahora, si nuestra reacción al enojo es explotar, este mensaje nunca llegará. Claro está, es normal sentirnos enfurecidos cuando nos han maltratado o somos víctimas de una injusticia, pero cuando expresamos la ira dañando a quienes nos rodean y a nosotros/as mismos/as, he aquí donde se convierte en un problema.
Puede que las consecuencias de esta emoción sean graves, por ende, solemos pensar que manejarla es igual de complicado. Sin embargo, cómo controlar la ira es más fácil de lo que cree el imaginario colectivo, siempre y cuando comprendamos las verdaderas razones de nuestro enojo y aprendamos a utilizar algunas herramientas útiles. En este post profundizaremos sobre las soluciones para lidiar mejor con nuestro enojo y no “explotar”.
Índice de contenidos
Te contamos cómo controlar la ira
A veces podemos llegar a pensar que desahogar nuestro enojo es saludable, que las personas que nos rodean son muy sensibles, que nuestra ira está justificada o que necesitamos agredir para ganarnos el respeto. Nada más alejado de la realidad, el enojo crónico solo daña nuestras relaciones, sesga nuestro juicio y obstaculiza nuestro camino al éxito. Sobre todo porque impacta negativamente en la forma en que la gente nos ve.
Cuando se piensa sobre cómo controlar la ira, mucha gente cree que su manejo de consiste en aprender formas de reprimir esta emoción. Sin embargo, sentir enojo es normal y saldrá a la luz sin importar cuánto intentes aplacarla, por tanto, el objetivo del manejo del enojo no es reprimir los sentimientos, sino comprender el mensaje detrás de esta emoción y expresarlo de manera saludable sin perder el control.
A continuación compartimos algunas técnicas para lidiar con la ira:
Explorar qué hay detrás del enojo
Los problemas de ira comúnmente surgen de lo que aprendemos cuando somos niños/as. Si observamos en nuestra infancia que gritar, golpear o arrojar objetos es algo común en nuestra familia, podremos llegar a pensar que así es como se debe expresar el enojo. Además, los eventos traumáticos y los altos niveles de estrés pueden hacernos más susceptibles a cometer agresiones.
Para expresar nuestras emociones de la manera adecuada, debemos estar conectados/as con lo que sentimos. Nuestra ira, incluso, suele enmascarar otros sentimientos como vergüenza, inseguridad, dolor, vulnerabilidad, etc. Eso sí, el enojo también puede ser un síntoma de problemas de salud psicológicos, como depresión, ansiedad, trauma o estrés crónico.
Detectar las señales de advertencia
Es posible que nuestros ataques de ira se produzcan sin previo aviso. El enojo es una respuesta física normal, dado que alimenta el sistema de “lucha o huida” de nuestro cuerpo, y cuanto más nos molestemos, más se sobre-estimulará nuestro cuerpo. Ahora, si percibimos que los signos de nuestro estado de ánimo están subiendo de tono, podremos tomar medidas para controlar nuestra emoción antes de que se vuelva incontrolable.
Prestemos atención a cómo siente la ira en nuestro cuerpo:
- Apretamos nuestras manos o nuestra mandíbula inconscientemente.
- Dificultad para concentrarnos.
- Dolor de cabeza
- Nerviosismo o agitación.
- Respiramos más rápido.
- Sensación un nudo en el estómago
- Sudor o enrojecimiento.
- Taquicardia
- Tensión del hombro
Cómo controlar la ira dependerá en gran medida de identificar estos signos y los patrones de pensamiento negativos que desencadenan esta emoción. Es posible que pensemos que los factores externos (como las acciones insensibles de otras personas o situaciones frustrantes) son los causantes de nuestro enojo. Pero los problemas tienen poca relación con lo que nos ocurre, sino más bien con cómo interpretamos y pensamos sobre lo que nos sucedió.
Descubrir cómo hallar la calma
Una vez sepamos reconocer las señales de advertencia de que nuestro estado de ánimo se está calentando, el proceso sobre cómo controlar la ira será más sencillo. ¿La razón? Es simple; podremos tomar medidas rápidas para lidiar con nuestro enojo antes de que explotemos.
Hay muchas técnicas que pueden ayudarnos a encontrar la calma y controlar la ira, como por ejemplo:
- Concentrarse en las sensaciones físicas de la ira.
- Contar lentamente hasta diez.
- Hacer ejercicios físicos.
- Practicar la meditación.
- Respirar profundamente.
- Relajar o masajear las zonas de tensión.
Cuando empecemos a enfadarnos por algo, tomémonos un momento para pensar en la situación. Preguntémonos:
- ¿Qué importancia tiene mi vida este suceso?
- ¿Realmente merece la pena enojarse por esto?
- ¿Debería arruinar el resto de mi día?
- ¿Mi respuesta es adecuada ante esta situación?
- ¿Hay algo que pueda hacer al respecto?
- ¿Esta acción compensa mi tiempo perdido?
Encontrar formas más saludables de expresar la emoción
Si decidimos que lo mejor es enojarnos, incluso hay algo que podemos hacer para mejorar la situación: la clave es expresar la ira de manera saludable. Lograrlo implicado comunicar nuestra molestia con respeto para canalizarla de manera eficaz. El enojo de hecho puede ser un catalizador de energía e inspiración para abrir paso al cambio.
La forma en que respondamos a las disputas y desacuerdos tanto en el hogar como en el trabajo, puede crear una hostilidad y rupturas irreparables, o peor, generar seguridad y desconfianza en nosotros/as mismos/as. Aprender a cómo controlar la ira supone resolver los conflictos de manera positiva en aras de ayudarnos a fortalecer nuestras relaciones y sentir bienestar mental o emocional.
Conclusiones
Dominar el arte del manejo de la ira requiere trabajo y tiempo. Cuanto más practiquemos, mejores resultados o beneficios obtendremos. Cómo controlar la ira implica aprender a expresar esta emoción apropiadamente para ayudarnos a construir mejores relaciones, alcanzar nuestras metas y llevar una vida más saludable y satisfactoria.
A medida que practiquemos formas saludables de expresar el enojo, no solo nos sentiremos mejor, sino que también será más probable que satisfagamos nuestras necesidades. Además podremos manejar mejor los conflictos
Finalmente, si con la aplicación de las técnicas descritas en este artículo, vuestras emociones aún se siguen saliendo de control, seguramente estás necesitando ayuda profesional. En Institut Ret contamos con un equipo de psicólogos especializados en este tipo de problemas. Ojo, tenga en cuenta que pedir la ayuda de un especialista en salud mental no es un signo de debilidad, tú no eres la única persona que está atravesando por esta situación.
Codirector del Institut RET y del Posgrado y Máster en Terapia Racional Emotiva Conductual. Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona (UB). Psicólogo General Sanitario colegiado nº 11.700 (COPC) con la acreditación de Experto en Psicoterapia por la EFPA (Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos) otorgado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP). Supervisor Internacional en Terapia Racional Emotiva Conductual y miembro asociado al Albert Ellis Institute de New York. También tiene formación de Posgrado en Terapia Sexual y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y por la Universidad de Barcelona (UB), y entrenamiento en EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) por el EMDR Institute de San Francisco.
Presidente de la Asociación Española de Terapia Racional Emotiva Conductual (AETREC) y miembro de la Sociedad Catalana de Sexología Clínica (SCSC), de la Sociedad Catalano-Balear de Psicología (SCBP) de la Academia de Ciencias Médicas y Baleares (ACMB), de la Federación Española de Sociedades Sexológicas (FESS) y de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES).