cuando perdonar una infidelidad

¿Cuándo sí y cuando no perdonar una infidelidad?

Cuando la persona que amamos nos engaña con otra, nos sentimos traicionados/as y humillado/as. Y es que la infidelidad representa un episodio muy doloroso y difícil de soportar tanto para el hombre como para la mujer. Especialmente porque el sufrimiento, la pérdida de confianza y los cuestionamientos derivados de este evento suelen conducir a una ruptura. Pero no siempre es así, hay quienes deciden perdonar una infidelidad a pesar de todos estos sentimientos que brotan de la traición.

Ante esta disyuntiva de separarnos o no, es normal preguntarse ¿Realmente debo perdonar una infidelidad para salvar mi matrimonio o relación sentimental? ¿Hay razones de peso para no aceptar este acto de traición por parte de  mi conyugue?

Si bien perdonar significa superarse a uno mismo/a, primero necesitamos depositar una gran dosis de confianza en nosotros/as mismos. Además, debemos tener  la voluntad de “abrirle” nuevamente nuestro corazón a  nuestra pareja y eliminar toda clase de resentimiento en nuestro interior. ¿Es fácil? No lo es. En este post explicaremos si tenemos que aceptar o no un acto de infidelidad.

Índice de contenidos

La infidelidad según el hombre y la mujer

Las mujeres y los hombres suelen tener dos perspectivas diferentes de la infidelidad y ambas son totalmente válidas.

  • Los hombres creen que un acto de infidelidad es más grave cuando su pareja ha tenido sexo con una otra persona.
  • Las mujeres, por su parte, consideran que la infidelidad emocional es mucho peor. Es decir cuando su pareja se enamora de otra persona, independientemente de que hayan tenido relaciones sexuales o no.

Hay quienes se preguntan porque las mujeres no suelen perdonar una infidelidad si el hombre solo tuvo contacto con esa persona por las redes sociales. Es porque la infidelidad emocional es muy difícil para ellas.

infidelidad

¿Qué es y qué no es infidelidad?

Podemos definir la infidelidad como el acto de quebrantar el criterio de exclusividad con nuestra pareja. Puede ser teniendo relaciones sexuales con otra persona o enamorándose de ella.  Ojo, este concepto puede no alinearse con los acuerdos de algunos conyugues, pero en la cultura occidental normalmente puede definirse de esta forma.

Eso sucede porque en las relaciones amorosas (en la cultura occidental) esperamos que nuestra pareja nos haga sentir especial. Que mi conyugue coquetee con otra persona por Facebook o Instagram y le diga cosas que creamos solo debe decirnos a nosotros/as, ya podemos considerarlo como una infidelidad.

Y es que nos sentiremos traicionados/as y se abre camino a estas situaciones:

  • Cesa la confianza por nuestra pareja.
  • Surge el miedo de que se vuelva a repetir.
  • Puede aparecer el temor a comprometerse con otro/a.
  • Es posible que incida negativamente en futuras relaciones de pareja, con escenas de celos (injustificadas).
  • No nos dejaremos querer fácilmente.

Perdonar una infidelidad supone un asunto estrechamente asociado con la sanación de la persona traicionada. Por ello, existe la posibilidad de que  tengamos otra pareja, pero los fantasmas del pasado sigan atormentándonos.

 Tenemos que perdonar una infelicidad ¿Sí o no?

Hay investigaciones que sugieren que las infidelidades son perdonadas por ambos sexos por igual. Eso sí, para los dos géneros la razón que los mueve a perdonar una infidelidad reside especialmente en ver a la tercera persona como un riesgo o no para la relación.

El proceso de aceptar una infidelidad

Quienes reflexionan y piensan mucho en el acto de infidelidad les cuesta mucho perdonar. Sobre todo cuando se dan cuenta de la falibilidad de la pareja y les asalta las dudas sobre sí mismos/as.

Si nuestra relación ha sido estable y fructífera emocionalmente, además creemos que la tercera persona no representa un peligro para la relación, entonces debemos concentrarnos en  cómo podríamos revivir la sexualidad si ese fue el motivo de la traición o, qué vacíos emocionales condujo a que nuestra pareja nos fuese infiel.

Ahora, en caso de que esa tercera persona siga siendo un riesgo, conceder un perdón será muy complicado.

Evitar el pseudo-perdón

Hay situaciones en la que decimos “te perdono”, pero solo de la boca para afuera. Y cada vez que sucede un pequeño malentendido no dudamos en reprocharle a nuestra pareja la infidelidad que cometió.  Cuando esto ocurre, la indulgencia  no ha sido real y por tanto podemos estar dispuestos de pagar con la misma moneda porque todavía tenemos rabia acumulado en nuestro interior. Es importante cortar estos reproches continuos por el bienestar de la relación.

evitar el pseudo perdon

La zona de confort influye

Perdonar una infidelidad muchas veces responde a nuestra incapacidad de salir de nuestra zona de confort. Craso error. Tener miedo al cambio y seguir dispuestos/as a sentirnos humillados/as no es sano.

De hecho, es una decisión totalmente compresible. Y es que romper con nuestra pareja también supone ponerle fin a una vida que construimos en sociedad con esa persona. Especialmente cuando impera la presencia de hijos o hijas como producto de esa relación.

Puede ser muy deprimente tener que empezar desde cero porque no solo nos alejamos físicamente de nuestros hijos o hijas (en el caso de los hombres normalmente), sino también de amistades, sueños y proyectos en pareja.

Conclusiones

No nos engañemos, la emoción de experimentar una nueva aventura forman parte de los deseos más profundos del ser humano, incluso resulta fundamental para tener momentos de felicidad. Pero, cuando surge amor por una tercer persona, la acción de perdonar una infidelidad es mucho más compleja  porque no era solo un asunto físico, sino sentimental.

En estas circunstancias es aceptable pensar qué sucedió y cómo se volvió a enamorar. Intentar comprender a nuestra pareja es noble, pero también resulta necesario prepararse de cara una posible ruptura.

Sea cuál sea el caso, acudir a terapia puede ser la mejor decisión para sanar y tener un panorama más claro acerca de si debemos perdonar o no la traición de nuestra pareja.

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