Los grupos terapéuticos tienen como objetivo proporcionar ayuda individual a las personas, utilizando un enfoque mutuo. El concepto de esta forma de psicoterapia se fundamenta en muchas intervenciones e intercambios, lo que permite concentrarse en la experiencia del grupo, pero también en la gestión de dificultades concretas y en la adquisición de nuevas habilidades conductuales y cognitivas.

Las sesiones son colaborativas y todos tienen la oportunidad de detener su situación y comprender a los demás. Como es lógico, la fuerza del grupo ofrece perspectivas que no son las mismas que en la terapia individual.

Y es que cada uno de los elementos empleados en el marco de la terapia de grupo o de los grupos terapéuticos, tiene como propósito propiciar el bienestar de los/las participantes y conseguir la reanudación de un rol social.

Por todo ello (y más) se ha convertido en uno un tipo de terapia muy eficaz, sobre todo por los beneficios que aporta a nivel colectivo e individual. ¿Queréis conocerlos? En este post ampliamos más información acerca de los aportes de esta forma de psicoterapia tan popular.

10 ventajas de los grupos terapéuticos

Los grupos terapéuticos se conforman bajo un enfoque de acompañamiento colectivo, que usa el intercambio de emociones y experiencias de varias personas que se reúnen en un mismo lugar. Evidentemente, se pone en práctica técnicas diferentes a las utilizadas en terapia de pareja o familiar y suelen durar desde unos pocos meses hasta algunos años. Eso sí, la participación es casi siempre voluntaria.

Pese a que la terapia de grupo no representa la solución perfecta para todos/as los que buscan asesoramiento personal, estas sesiones han demostrado ser efectivas para la mayoría de los/la participantes. ¿Por qué? He aquí sus 10 ventajas más reseñables:

Igualdad

En las sesiones de terapia de grupo todos son iguales y el terapeuta, a pesar de su posición, deja bastante espacio y mucha libertad a los/las participantes, convirtiéndose en una voz del grupo que no está por encima de ninguno/a. Actúa, de hecho, como mediador y conductor, releyendo y esclareciendo el aporte de cada individuo.

Interacción saludable

Si se realiza correctamente, esta terapia puede ser un gran éxito y realmente ayudar a las personas. Ya que el propio grupo se convierte en un espacio saludable y privilegiado, donde cada uno mejora su capacidad de escuchar las emociones de los demás y de verbalizar las propias.

Un situación que los une

Quienes participan en una terapia de grupo, comparten experiencias y emociones con los demás y notan como estas personas también viven/sienten de manera muy similar. Por consiguiente, descubren como sus preocupaciones, dudas, malestares no les pertenecen solo a ellos/ellas, sino que son comunes y universales.

Esto le permite reducir significativamente la sensación de aislamiento o de sentirse solo en su propio sufrimiento, lo que también ayuda a mejorar la autoestima.

Confianza

Los grupos terapéuticos suponen una forma eficaz de aumentar la confianza en uno/a mismo/a, gracias al enfoque colectivo. Además, la presencia de miembros con el mismo problema, ayuda a cada persona a comprender que no está sola en su situación y que la recuperación es posible.

No se juzga

Uno de los elementos más relevantes de la terapia de grupo es que nadie es juzgado por su situación. El apoyo y la cooperación suelen ser recíprocos. Un participante en recuperación, por ejemplo, puede admitir la negación de otro miembro del grupo y persuadirlo para que encare su situación, pero en el marco del respeto y sin ser cuestionado.

Pertenencia

El grupo comparte reglas que se deben respetar para realizar la terapia de forma serena y facilitar el cambio. Ojo, un verdadero trabajo colectivo requiere de tiempo, para que se genere confianza entre los/las participantes.

El grupo, por tanto, no es sólo una reunión de individuos, también una identidad a la que debemos expresarnos como “nosotros”. Todos los miembros se sienten parte de algo más grande.

Aprende de los errores

Prestar atención a las historias de los demás, a sus preocupaciones, a sus soluciones, puede ser una herramienta que abra camino a la reflexión para solucionar nuestros problemas. Y es que al interactuar con otras personas (en nuestra misma situación), que continuamente brindan retroalimentación, se logra una mayor conciencia.

Sensación de tranquilidad y seguridad

Nadie está obligado/a a hablar a menos que se sienta preparado/a. Este enfoque es importante para permitir que la persona experimente una sensación de seguridad y serenidad.

Si bien los miembros de los grupos terapéuticos son diferentes entre sí, comparten un factor en común: haber pedido ayuda para solucionar su problema. Además, verán una doble dificultad reflejada en todos los demás componentes:

• Dificultad personal.
• Dificultad para vivir con el problema, sobre todo en el momento de las recaídas.

Altruismo

Otro factor terapéutico importante que se vive en la terapia de grupo es el altruismo. Dentro de esta dimensión, los participantes se ayudan, tienen la oportunidad de apoyarse y, al mismo tiempo, experimentan los beneficios derivados de la posibilidad de brindar algo positivo a los demás.

El enfoque mutuo intrínseco en esta forma de psicoterapia ayuda a elevar la autoestima y también a desarrollar estilos de afrontamiento alternativos. Es decir, a desarrollar mecanismos adaptativos para lidiar con problemas emocionales e interpersonales.

 Autorreflexión

Sin duda, a través de esta los grupos terapéuticos también es posible aprender nuevas técnicas de socialización. Dentro de la dimensión grupal, de hecho, los demás actúan como un espejo.

Esta dinámica nos conduce a una mayor autorreflexión y conciencia, ya que somos capaces de vernos con los ojos de los demás, de entender qué tipo de imagen de nosotros mismos proyectamos hacia el exterior y cuál es el impacto de nuestras acciones sobre otras personas.

Conclusiones

Podemos decir que los grupos terapéuticos realmente se conforman cuando hay reciprocidad, intercambio y ayuda mutua. Son precisamente estos aspectos los que sientan las bases para lograr una transformación positiva. El grupo, incluso, actúa a la vez como un complejo de individualidades distintas y un organismo único, que facilita importantes procesos de cambio.

No olvidemos que durante estas sesiones, los integrantes comparten sus experiencias personales. El principio básico, por tanto, es reunirse y hablar con sinceridad, naturalidad y respeto, siempre bajo la dirección general de un terapeuta.

Francesc Sorribes

Codirector del Institut RET y del Posgrado y Máster en Terapia Racional Emotiva Conductual. Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona (UB). Psicólogo General Sanitario colegiado nº 11.700 (COPC) con la acreditación de Experto en Psicoterapia por la EFPA (Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos) otorgado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP). Supervisor Internacional en Terapia Racional Emotiva Conductual y miembro asociado al Albert Ellis Institute de New York. También tiene formación de Posgrado en Terapia Sexual y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y por la Universidad de Barcelona (UB), y entrenamiento en EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) por el EMDR Institute de San Francisco.

Presidente de la Asociación Española de Terapia Racional Emotiva Conductual (AETREC) y miembro de la Sociedad Catalana de Sexología Clínica (SCSC), de la Sociedad Catalano-Balear de Psicología (SCBP) de la Academia de Ciencias Médicas y Baleares (ACMB), de la Federación Española de Sociedades Sexológicas (FESS) y de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES).