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Problemas sexuales en relación con la exigencia hacia los demás

La exigencia hacia los demás es otra de las ideas que generan problemas sexuales. Las personas exigentes con los demás mantienen la idea irracional que “los demás tienen que tratarme con cariño, justamente y de la manera que deseo”. Esta idea suele producir mucha rabia y resentimiento, y suele crear conflictos y discusiones innecesarias en la pareja.

 

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Ejemplos de pensamientos irracionales a corregir

Este es el caso de una mujer que odiaba que su marido la manoseara cada vez que entraba a su casa y que también lo hiciera cada vez que se acostaban en la cama. En lugar de expresarle de una forma adecuada sus preferencias, lo hacía o bien a gritos generando una discusión y luego sintiéndose mal o bien callándose pero manteniendo una actitud fría y distante con él. Claro está que el problema no era él sino su idea irracional de que “el otro tenía que saber qué es lo que a ella le apetecía y actuar en consecuencia, y que si no lo hacía, eso quería decir que era un bruto desconsiderado”. Esta actitud le llevó a tener cada vez menos apetencia sexual y a frustrarse también ella misma.

 

En terapia, es frecuente ver el sentimiento de ira generado en la pareja por los problemas sexuales, en que uno de los miembros de la pareja acusa al otro de su falta de delicadez, justicia y rapidez en solucionar el problema y que debería haberlo hecho antes y de otra manera. Muchas de sus parejas no se dan cuenta que son un núcleo importante del mantenimiento del problema, ya que la persona que tiene la dificultad no se siente cómoda para poder solucionarlo y eso genera más autoexigencia e incrementa la  .

 

Las exigencias a los demás solo llevan a un camino: la infelicidad. Los problemas y conflictos que se generan no se solucionan por la vía del “debes”, sino por la de asumir nuestra propia responsabilidad e intentar ayudar al otro a solucionar el problema.

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Exigencias a la sexualidad

 

Otra de las ideas que suele afectar es las exigencias a la sexualidad: “mi sexualidad y la manera cómo la vivo debe ser fácil, placentera, sin complicaciones ni dificultades, y proporcionarme todo lo que quiero; de lo contrario, no lo soporto y es demasiado difícil tener que esforzarme en mejorarla”.

 

Esta idea suele generar depresión y victimismo, y nos conduce a la baja tolerancia a la frustración, hedonismo a corto plazo, elegir siempre lo más fácil, posponer las cosas y falta de disciplina.

 

Este es uno de los problemas más frecuentes y causante de la mayoría de abandonos y retrasos en terapia. La persona cree que la sexualidad debe ser natural y espontánea, y que cualquier esfuerzo es antinatural y demasiado costoso, “prefiere” evitar que afrontar ciertas dificultades. No resuelve los problemas y al evitarlos va generando otros problemas. Luego se desmoralizan y se victimizan de su situación en lugar de buscar soluciones de forma activa.

 

Este es el caso de un hombre que por su problema de erección buscaba un terapeuta que le solucionara su problema de una manera rápida y fácil, en la que no tuviera que realizar ningún esfuerzo ni implicarse en las tareas porque esto requeriría tiempo que no estaba dispuesto a invertir, ya que su problema tenía que solucionarse inmediatamente, y no soportaba tener que demorarlo más.

 

Evidentemente, todos los problemas sexuales requieren una cierta dosis de esfuerzo, práctica y tolerancia a la frustración para su solución. Sería preferible que no fuera así, pero la realidad no tiene por qué ser como nos gustaría, es un fastidio, sí, pero tampoco es terrible.

 

 

En resumen, desde la óptica de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) los problemas sexuales se originan principalmente por el mantenimiento de filosofías exigentes y dogmáticas acerca de uno mismo, los demás y la sexualidad, y es nuestra labor como profesionales el identificarlas y ayudarles a cambiarlas por otras filosofías más racionales que permitan a la persona vivir una sexualidad mejor.

 

“Una vida sexual sana y placentera no excluye la existencia de problemas, pero sí la reacción dramatizada y poco realista ante los mismos” (Calvo M., 1995).

 

Bibliografía:

 

  • Ellis, A. (2005). “Sexo sin culpa en el siglo XXI”. Ed. Los libros del comienzo. Madrid
  • Calvo, M. (1995). “La satisfacción sexual y el juego erótico”. Ed. Temas de hoy. Madrid

 

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