Problemas sexuales; Creencias sobre la necesidad de llegar al orgasmo
La Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), creada en 1955 por el Dr. Albert Ellis, basa su psicoterapia en la idea que no son los acontecimientos los que generan directamente nuestros problemas emocionales y conductuales, sino que vienen influidos, básicamente, por el mantenimiento de filosofías exigentes con respecto a los mismos.
Los seres humanos tenemos una tendencia biológica y social a pensar, sentir y actuar de una manera irracional y autodestructiva, manteniendo ideas, emociones y conductas que nos generan más dolor que placer, más desgracia que felicidad; pero también disponemos de una capacidad para pensar, sentir y actuar de otra manera más racional y constructiva, generando ideas, emociones y conductas que nos producen más placer que dolor, más felicidad que desgracia.
Ser consciente de las creencias irracionales responsables de nuestra infelicidad, aumentar nuestra capacidad para poder discernir entre éstas y otras más racionales, capaces de hacernos sentir más felices, y aprender métodos cognitivos, emocionales y conductuales que nos ayuden a estar mejor, son los objetivos de la TREC.
“Racional, según el diccionario, significa que se basa en la razón. Es decir, decimos que un argumento es racional cuando se basa en la evidencia empírica y no en la fantasía y los buenos propósitos, cuando es lógico y coherente con sus premisas básicas, y produce resultados que ayudan a los individuos y a los grupos a alcanzar sus metas e intereses. Racional no significa racionalista o racionalismo, pues ésta doctrina acepta la razón como la autoridad única y absoluta para determinar nuestras opiniones o acciones a emprender, y es la creencia de que la razón por sí sola es la verdadera fuente de conocimiento. Por el contrario, ser racional supone ser razonable, práctico, moderado, abierto, dispuesto al cambio, escéptico acerca de lo sobrenatural e incapaz de juzgar o condenar a las personas que tengan puntos de vista opuestos” (Ellis A.,2005).
Por tanto, “irracional” significa aquellos argumentos que utilizamos que no están basados en la realidad, son mágicos y supersticiosos, incoherentes e ilógicos, y además no nos ayudan a nosotros ni a los demás a alcanzar metas y propósitos. Ser irracional supone ser rígido, cerrado, inflexible, dogmático, absolutista, fanático, supersticioso y juzgar o condenar a las personas con puntos de vista diferentes.
Así por ejemplo, una mujer que mantenga la idea que tiene que llegar obligatoriamente al orgasmo, y que si no llega no puede tener una vida sexual satisfactoria, diremos que es irracional por varias razones: en primer lugar, no hay ninguna ley escrita que diga que la mujer tenga que llegar obligatoriamente al orgasmo durante el acto sexual, ya que no es una obligación tenerlos sino una elección o preferencia; en segundo lugar, es ilógico sacar la conclusión que si no llegas al orgasmo no puedes disfrutar plenamente del sexo, ya que puedes tener una vida sexual satisfactoria sin llegar al orgasmo o bien tener orgasmos y no tener una vida sexual satisfactoria; y en tercer lugar, esta idea no nos ayuda para nada a alcanzar orgasmos, sino todo lo contrario, porque lo único que se consigue es más ansiedad, depresión y sentirse cada vez más incompetente e insegura con una misma.
En la TREC ayudamos a nuestros pacientes a desarrollar una alternativa racional que le permita potenciar sus recursos y habilidades personales, y alcanzar así sus objetivos personales. En este caso le animaríamos a que viera que “aunque sea muy preferible para ella llegar al orgasmo, mil preferencias no equivalen nunca a una obligación de que tengas que conseguirlo. No llegar no significa ausencia absoluta de placer, sino ausencia de orgasmo que no es lo mismo. Y además le diríamos que podría tener una vida sexual plena y placentera a pesar de no llegar nunca al orgasmo. Quizás sería una lástima verse frustrada por ello, pero su vida sexual no tendría por que ser terrible ni desastrosa”.
Probablemente, esta nueva filosofía racional más flexible y menos rígida le ayudaría a sentirse menos ansiosa y deprimida, y a trabajar más eficazmente y tenazmente (sin obsesionarse) en pro de sus objetivos.
El comportamiento sexual no es más que un aspecto del comportamiento humano en general. Y aunque sea importante en nuestra vida, no puede desligarse de los demás aspectos de la misma. Frases del estilo “hacemos el amor cómo construimos el mundo” o “toda nuestra vida se refleja en la cama” vienen a transmitir esta idea. Si tendemos a ser narcisistas y egocéntricos con respecto al mundo ¿no vamos a serlo en la cama? Si somos perfeccionistas en la vida ¿permitiremos fracasar sin machacarnos en nuestras relaciones sexuales?
Así pues, los problemas sexuales no dejan de ser problemas cognitivos, emocionales y conductuales que afectan al individuo, y que, tal como viene diciendo la TREC desde hace década, se basan en exigencias absolutistas a sí mismos, a los demás o a su sexualidad.
Codirector del Institut RET y del Posgrado y Máster en Terapia Racional Emotiva Conductual. Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona (UB). Psicólogo General Sanitario colegiado nº 11.700 (COPC) con la acreditación de Experto en Psicoterapia por la EFPA (Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos) otorgado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP). Supervisor Internacional en Terapia Racional Emotiva Conductual y miembro asociado al Albert Ellis Institute de New York. También tiene formación de Posgrado en Terapia Sexual y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y por la Universidad de Barcelona (UB), y entrenamiento en EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) por el EMDR Institute de San Francisco.
Presidente de la Asociación Española de Terapia Racional Emotiva Conductual (AETREC) y miembro de la Sociedad Catalana de Sexología Clínica (SCSC), de la Sociedad Catalano-Balear de Psicología (SCBP) de la Academia de Ciencias Médicas y Baleares (ACMB), de la Federación Española de Sociedades Sexológicas (FESS) y de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES).