¿Puede la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) utilizarse eficazmente con personas religiosas?

La Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) incluye muchas filosofías religiosas y los principios y prácticas de la TREC son muy similares a las realizadas por practicantes religiosos respecto a la autoaceptación incondicional, la alta tolerancia a la frustración, la aceptación incondicional de los demás, el deseo en lugar de la necesidad de logro y aprobación y en otros objetivos de salud mental.

Clay señaló que Kenneth I. Pargament (1997) había estudiado el uso de la religión entre las personas para lidiar con factores estresantes importantes de la vida, como la enfermedad o las guerras, y concluyó que hay ciertos tipos de expresión religiosa que parecen ser útiles y otros parecen ser perjudiciales. En varios estudios, Pargament ha encontrado que las personas que abrazan un modelo que podríamos llamar “pecadores de un Dios enojado” tienen peor salud mental. Las personas que se sienten enojados con Dios creen que están siendo castigados por los pecados o perciben una falta de apoyo emocional de su iglesia o sinagoga y sufren más estrés, ansiedad y depresión. En contraste están las personas que abrazan el modelo de un “Dios bondadoso”. Estas personas ven a Dios como un socio que trabaja con ellos para resolver problemas, consideran que las situaciones difíciles son oportunidades para crecer espiritualmente y creen que sus líderes religiosos y compañeros de la congregación les dan el apoyo que necesitan, lo que les conduce todo ello a tener una salud mental mejor.

Clay también citó las conclusiones de Lee Kirkpatrick (1997) y Richard Gorsuch (1988) en el que ambos señalaron que las personas que vieron a Dios como un amigo cálido, atento y amable y veían a su religión como punto de apoyo eran más propensas a estar mejor y a abusar menos de sustancias que aquellos que tenían una visión más negativa de Dios. Este punto ha sido respaldado por una buena cantidad de investigaciones empíricas.

Parece ser que las creencias religiosas y no religiosas en sí mismas no ayudan a la gente a estar emocionalmente “saludable” o “no saludable” pero sí, en cambio, su salud emocional está significativamente afectada por el tipo de creencias religiosas y no religiosas que sostienen (rígidas o flexibles).

Los ateos dogmáticos así como los religiosos fanáticos son posiciones inflexibles y absolutistas, y ambas tienden a generar perturbación emocional. Pancer, y Pratt (1996) también han demostrado que la inflexibilidad y rigidez religiosa se asocia con problemas sociales potenciales, incluyendo los prejuicios y la discriminación.

La filosofía de la  TREC puede utilizarse con éxito desde una perspectiva religiosa y puede ser “racional” en el sentido de fomentar creencias, sentimientos y conductas que nos ayudan. Por ejemplo, el Nuevo Testamento ofrece muchos versículos que apoyan una filosofía enfocada en Dios acerca de la aceptación incondicional de los demás (por ejemplo, “Tú amarás a tu prójimo como a ti mismo” [Mat. 19:19], “Amad a vuestros enemigos, hacer el bien a los que os odian “[Lucas 6:27], y “Ser misericordiosos” [Lucas 6:36]).

La Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) ha sido ejercida por muchos terapeutas de orientación religiosa, incluidos cristianos, judíos, e islámicos, y es totalmente compatible con los puntos de vista religiosos sobre el auto-control y el cambio, la autoaceptación incondicional, la alta tolerancia a la frustración, la aceptación incondicional de los demás, el deseo en lugar de la necesidad para el logro y la aprobación, la aceptación de la responsabilidad, la aceptación de la auto-dirección, la aceptación de peligros de la vida, la filosofía del no perfeccionismo y la filosofía de aceptar la perturbación. Por lo tanto, hay muchas similitudes entre algunas de las actitudes religiosas más importantes y la TREC.

 

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