¿En qué se diferencian el TDAH y la hiperactividad?
El trastorno por déficit de atención por hiperactividad (TDAH) y la hiperactividad son dos trastornos que se suelen confundir, sin embargo, discrepan aunque comparten muchos rasgos en común. Quizá has escuchado más sobre el TDA o trastorno por déficit de atención, pero el TDAH incorpora un problema de hiperactividad. De manera que a los problemas de concentración y de atención del TDA, se le suma la incapacidad de permanecer quieto.
El hecho es que tanto el TDAH o el TDA pueden afectar negativamente el rendimiento escolar de niños y niñas. La hiperactividad, por su parte, tiene otra connotación que engloba la incapacidad para mantenerse relajado y paciente.
Es un hecho, el TDAH y la hiperactividad son muy similares porque las personas que padecen este problema suelen ser bastante inquietas y les resulta difícil presentar atención. Pero ¿en qué se diferencian ambos trastornos? He aquí precisamente donde queremos orientaros.
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La diferencia entre el TDAH y la hiperactividad
Mucha gente cree que la hiperactividad siempre está asociada con el TDAH, pero esta es una perspectiva errónea. Es por ello que establecer las diferencias entre ambos trastornos resulta muy importante a la hora de querer evitar confusiones.
En primer lugar, el TDAH afecta la concentración y la atención, lo que significa que las personas con este problema tienen una gran dificultad para realizar alguna actividad por su incapacidad para concentrarse o comprender algunos puntos. Sin embargo, en algunos casos, este déficit viene acompañado de hiperactividad, especialmente en los niños.
La hiperactividad infantil, por su parte, representa la incapacidad de un niño o un adolescente para mantenerse quieto y relajado. Pero, como consecuencia de no poder conseguir tranquilidad, también puede presentar inconvenientes para hallar concentración y prestar atención, incluso para comprender cosas.
Veamos a continuación las diferencias entre el TDAH y la hiperactividad:
Características y síntomas del TDAH
Como ya comentamos, el trastorno por déficit de atención se asocia con la falta de concentración y una conducta distraída. De modo que los niños con este problema no son muy activos y no suelen interrumpir las conversaciones, por tanto, no suelen ser capaces de terminar sus tareas porque se distraen fácilmente. De hecho, al no interrumpir es difícil detectar que tengan TDA.
Ahora, en el caso del trastorno por déficit de atención por hiperactividad, la dificultad para concentrarse o prestar atención deriva de ser una persona excesivamente activa. Ojo, los síntomas no son iguales en todos los niños o adolescentes, pero se pueden detectar con mayor facilitad.
El principal rasgo de un niño o niña con TDAH son los altos niveles de actividad o la incapacidad para relajarse en periodos largos de tiempo, así como no tener periodos de atención limitados. Estos son otros síntomas de trastorno por déficit de atención por hiperactividad:
- Se comporta con una excesiva inquietud, corriendo o trepando en lugares que no son adecuados.
- Presenta mucha dificultad para mantenerse sentado en el aula o en casa.
- Suele hacer mucho ruido mientras juega o realiza algunas actividades de ocio que normalmente se llevan a cabo en silencio.
- El niño o niña habla demasiado, incluso, de forma muy rápida y sin un orden de ideas.
- Tiene la peculiaridad de interrumpir las conversaciones entre adultos o no permite a los demás responder correctamente.
Conviene destacar que estas son conductas más comunes en niños pequeños, pero el grado de déficit de atención y de hiperactividad es desmedido, lo que les genera inconvenientes en el hogar y en la escuela.
Características y síntomas de la hiperactividad
El perfil de un niño hiperactivo es muy similar al que padece de TDAH, ya que también le cuesta permanecer sentado cuando se le solicita y su inquietud es excesiva. Corre, trepa y no para de moverse buscando qué hacer o con qué jugar.
No deja de hablar, de hecho, presenta bastante dificultad para estar callado. A diferencia del TDAH, un niño con hiperactividad no tiene tantas complicaciones para concentrarse al momento de realizar alguna tarea o actividad de ocio. Eso sí, generalmente, son más impulsivos y les cuesta forjar relaciones sociales. .
No tratar este problema desde la infancia podría acarrear conflictos en la adolescencia. A continuación enumeramos otros síntomas de hiperactividad en un niño:
- Es incapaz de permanecer en plena quietud. Le resulta muy difícil mantenerse relajado. Puede, incluso, que permanezca sentado por un momento, pero moviendo los pies, comiéndose las uñas y más.
- Suele tener dificultades para terminar con una actividad que representa un gran esfuerzo, al menos con le motive.
- Al hablar lo hace con una locuacidad desmedida. Le es difícil esperar su momento para intervenir e interrumpe a los otros.
- Se caracteriza por ser impaciente y no se sienta de manera relajada.
- Puede ser muy impulsivo, conduciéndolo a tomar una actitud precipitada.
Conclusiones
Como verás, las diferencias entre el TDAH y la hiperactividad no suelen ser mucha. Sobre todo porque a un niño con trastorno por déficit de atención por hiperactividad suele distraerse con mayor facilidad y le resulta complicado entender conceptos o ideas.
Ojo, a los peques hiperactivos también les cuesta prestar atención, pero cuando la falta de concentración es extrema ya se convierte en un caso de TDAH. Además, suelen ser más impulsivos y agresivos, producto de su inquietud.
Ya que conoces en qué se diferencia el TDAH y la hiperactividad, es importante que te enfoques en tu hijo o hija en caso de que presente muchos de los síntomas descritos a lo largo de este post, y busques ayuda profesional.
Codirector del Institut RET y del Posgrado y Máster en Terapia Racional Emotiva Conductual. Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona (UB). Psicólogo General Sanitario colegiado nº 11.700 (COPC) con la acreditación de Experto en Psicoterapia por la EFPA (Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos) otorgado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP). Supervisor Internacional en Terapia Racional Emotiva Conductual y miembro asociado al Albert Ellis Institute de New York. También tiene formación de Posgrado en Terapia Sexual y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y por la Universidad de Barcelona (UB), y entrenamiento en EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) por el EMDR Institute de San Francisco.
Presidente de la Asociación Española de Terapia Racional Emotiva Conductual (AETREC) y miembro de la Sociedad Catalana de Sexología Clínica (SCSC), de la Sociedad Catalano-Balear de Psicología (SCBP) de la Academia de Ciencias Médicas y Baleares (ACMB), de la Federación Española de Sociedades Sexológicas (FESS) y de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES).