¿Qué es y cómo se mide la inteligencia emocional (IA)?
Es la capacidad de conocer e identificar las emociones propias y las de los demás, así como la habilidad para gestionarlas y controlarlas para que no nos conduzcan a comportamientos autodestructivos y autoderrotistas.
Se mide en placer y felicidad. En cuanto eres más inteligente emocionalmente más consigues de lo que quieres y menos de lo que no quieres. Quien no es capaz de gobernarse a sí mismo (emocionalmente) lo pierde todo. He visto personas muy brillantes en sus carreras, arruinarlo todo por no saber manejar sus emociones ante conflictos personales.
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¿En qué aspectos de la vida cotidiana está presente y cómo se reconoce a una persona con una inteligencia emocional elevada?
Está presente en todos los campos de nuestra vida: en la pareja, la família, trabajo, amigos, en la economia, la política,…. La inteligencia emocional es el mejor predictor de éxito social y profesional que cualquier otra inteligencia. Uno puede ser muy buen músico, jugador de futbol, matemático, etc, pero si no sabe manejar sus emociones caerá fácilmente en comportamientos derrotistas y eso le conducirá al fracaso.
Una persona con buena inteligencia emocional es coherente con lo que predica, tiene un buen sentido del humor, tiene capacidad para disfrutar consigo mismo e interesarse por los demás, capacidad de autodirección, flexibilidad, tolerancia a la frustración, asume riesgos moderamente, piensa de manera realista, busca intereses creativos, se acepta sí mismo incondicionalmente, se responsabiliza de sus propios problemas y tiende a buscar el placer en sentido amplio. Sus beneficios es que suelen llevar estilos de vida más saludables, tener menos conflictos consigo mismos y con lo demás, tienden a conseguir más sus objetivos, disfrutan más de la vida, suelen enfermar menos y a tener mejor salud física lo que les lleva a envejecer mejor y a tener una vida más larga con garantías.
Mientras que una persona con poca inteligencia emocional suele tener lo contrario a lo dicho anteriormente. Su catacterística es que son muy lábiles emocionalmente, con poca tolerancia a la frustración, egocéntricos, buscan la satisfacción inmediata, no se compromenten en proyectos creativos, son exigentes consigo mismo y con los demás, se autocondenan en exceso, crean relaciones de dependencia, no asumen la responsabilidad de sí mismos y culpan a otros de lo que les pasa. Sus obstáculos es que continuamente se sobrefrustran y eso les lleva a la desesperación. Como sus pensamientos y forma de ver las cosas no corresponde con la realidad, se ven continuamente frustrados y contrariados, y en lugar de cambiar sus creencias echan la culpa a otros, entonces no cambian y eso les conduce a sobrefrustrarse. Caen una y otra vez en el mismo error. Algunos evitan el problema, otros lo ignoran, lo que su solución acaba siendo más problema aún. Todo ello conduce a la persona a tener comportamientos autoderrotistas, victimistas, que les conduce a tener estilos de vida menos saludables y a una vida con menos garantías.
¿Tiene algo que ver con un coeficiente intelectual elevado o un carácter o personalidad específico?
Ni mucho menos, el coeficiente intelectual sirve para resolver problemas prácticos pero no emocionales. De hecho hay muchos casos de personas brillantes y con gran éxito profesional que emocionalmente eran personas muy poco maduras y eso les conduce a tener problemas y más problemas. Y de igual modo, la Inteligencia emocional va más allá de un carácter o personalidad específica, es la habilidad para conocerse a sí mismo y saber gestionarse.
¿Existen técnicas para aumentar el nivel de inteligencia emocional?
Existen muchas técnicas para el autocontrol emocional. Una de las más eficaces que existen es la aplicada por la Terapia Racional Emotiva Conductual. Se basa en un sencillo modelo ABC para explicar las emociones. La A sería el Acontecimiento Activador, es decir, aquella situación que nos ha hecho desencadenar en nosotros mismos una emoción (por ejemplo, una ruptura de una relación). La B sería las creencias y pensamientos que tenemos con respecto a esa situación. Y la C sería la Consecuencia emocional producto de nuestros pensamientos (B).
Vamos a ilustrarlo mediante un ejemplo. Imaginemos que despiden a tres vicepresidentes de la misma edad, género y estatus de una misma empresa. Eso seria el Acontecimieto Acitvador (A).
La Consecuencia Emocional (C) es diferente a cada uno de ellos. El primero se halla en un estado de profunda depresión y desgana por todo. El segundo está muy colérico y con ganas de venganza. Mientras que el tercero a pesar de estar triste y decepcionado se encuentra con ganas de hacer cosas.
¿De qué depende que cada uno reaccione de una manera distinta ante un mismo hecho? De su interpretación con respecto a lo ocurrido. Es decir, de sus pensamientos y creencias (B) que alberguen en su mente.
Así, el primero probablemente estará pensando «yo sin esta empresa no soy nada, nunca encontraré otra igual, es terrible lo que me ha sucedido» lo que le llevará a sentirse deprimido y sin ganas de hacer nada más que lamentarse y victimizarse por lo ocurrido. Esa situación le llevará a un pozo sin salida. El segundo, en su estado colérico estará diciéndose a sí mismo «Es injusto lo que han hecho conmigo, no lo soporto, no tienen ningún derecho en hacerlo, son despreciables y merecen lo peor». Este estado le llevara a mostrarse agresivo, a tener más conflictos y probablemente una úlcera de estómago. Mientras el tercero que se siente triste y decepcionado, le pasaría por la cabeza «Es triste lo que me ha pasado y no me gusta pero no es el fin del mundo, además puedo aprovechar el tiempo ahora para hacer aquellas cosas que me gusten». Esta actitud le llevará seguramente a estar más activo y buscar nuevas alternativas.
Por tanto, el objetivo de la Terapia Racional Emotiva Conductual es la de ayudar a las personas a encontrar nuevos pensamientos alternativos y más constructivos que ayuden a la persona a tener un mayor manejo de sus emociones y a conseguir sus objetivos y metas personales ¡En eso consiste la Inteligencia emocional!
Codirector del Institut RET y del Posgrado y Máster en Terapia Racional Emotiva Conductual. Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona (UB). Psicólogo General Sanitario colegiado nº 11.700 (COPC) con la acreditación de Experto en Psicoterapia por la EFPA (Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos) otorgado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP). Supervisor Internacional en Terapia Racional Emotiva Conductual y miembro asociado al Albert Ellis Institute de New York. También tiene formación de Posgrado en Terapia Sexual y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) y por la Universidad de Barcelona (UB), y entrenamiento en EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) por el EMDR Institute de San Francisco.
Presidente de la Asociación Española de Terapia Racional Emotiva Conductual (AETREC) y miembro de la Sociedad Catalana de Sexología Clínica (SCSC), de la Sociedad Catalano-Balear de Psicología (SCBP) de la Academia de Ciencias Médicas y Baleares (ACMB), de la Federación Española de Sociedades Sexológicas (FESS) y de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES).