Testimonios

Cuando intentas solucionarlo a tu manera, por tu cuenta, y acabas comprendiendo que no puedes, es cuando sientes que necesitas ayuda. Yo me sentía triste, deprimido, atormentado y enfadado porqué veía que mi relación podía ser perfecta, pero por mi culpa, no lo era.

Poco a poco todo esto cambió, gracias a este equipo de psicolog@s y con su ayuda, me di cuenta de muchas cosas. No ha sido fácil, las primeras sesiones fueron duras, me daba miedo, pereza y vergüenza explicar mis sentimientos, pero las ganas de encontrarme bien podían con todo esto.

A través de su metodología de trabajo he aprendido muchas cosas. Cambiar aquellos pensamientos irracionales por algo racional era difícil, sobretodo cuando tus sentimientos son más fuertes que tu cabeza, pero poco a poco lo fui consiguiendo. Los primero días debía anotar aquello que me hiciera sentí mal, triste, deprimida, enfadada… e intentar cuestionarme estos pensamientos para convertirlos en racionales. Así me di cuenta de como podría pasar de estar deprimido a triste, de rabioso a enfadado o molesto, de aterrorizado a preocupado, cambiar mis emociones y estados de ánimo y cambiar la necesidad de tenerle por un deseo más sano.

Seis meses más tarde puedo decir que me encuentro feliz. Siento que he mejorado muchísimo, he encontrado mi sitio dentro de mi relación y he comprendido que debo dejarle su espacio, tener el mío y compartir el nuestro. Sólo así seremos felices. Siento que cada día la quiero más, me siento libre, tranquilo, y con unas ganas increíbles de hacer cosas y pensar en nuestro futuro.

Empecé la terapia con el objetivo principal de que me ayudase con algunos problemas que me angustiaban tanto en mi vida personal como en mi vida familiar. Principalmente era para poder superar los problemas que tenía y  que sentía cuando se acercaba la fecha de la muerte de mi padre, pero a lo largo de las sesiones también hemos visto otros problemas que también me afectaban mucho a mi vida personal.

Durante las sesiones, cada problema que tenía me ayudaba a verlo des de un punto de vista diferente, para poder entenderlo y saber que todo los pensamientos negativos que tenía me los generaba yo mismo y no la gente que me rodea. Así que me ayudaba no solo a ver mis problemas des de otro punto de vista sino que también me hacía crear pensamientos alternativos para evitar unas exigencias de “tener” y “querer” que yo misma exigía a las demás personas y eso me hacía sentirme mal o enfadarme con el mundo cuando la culpable de esos pensamientos era yo.

Ahora cuando tengo un problema intento siempre crear pensamientos alternativos a mis exigencias para no sentir enfado o tristeza, y eso me ayuda a saber que cada uno es libre de hacer y pensar lo que quiera y por mucho que hagas una exigencia u obligues a hacer una determinada cosa no tiene por qué cumplirse y no tengo porque enfadarme si no se cumple.

Cómo puedo resumir la historia de mi problema sin escribir mis memorias, siendo como fue para mí tan largo y desesperante. Mi problema estaba muy bien definido, aunque yo no lo tenía tan claro. Llevaba 8 años con mi pareja y tenía vaginismo, algo que no había escuchado que tuviera nadie, lo cual veo lógico, ya que yo sólo lo conté a 3 ó 4 personas muy allegadas (incluido mi novio).

Los síntomas eran que un dolor muy profundo y agudo me imposibilitaba hacer el coito, más INRI, si además los dos éramos vírgenes. Problema, la relación fue degenerando como es lógico, pero me di cuenta de que me estaba escondiendo y me empecé a poner en manos de psicólogos, sexólogos, psiquiatras, y ginecólogos, aunque todos sabían lo que tenía, nadie tenía la solución clave, aunque de casi todos recibí alguna ayuda para llegar a donde estoy hoy. No sabía ni a dónde dirigirme ni en quién depositar, una vez más, mi confianza, gracias a un resquicio de voluntad que aún me quedaba, encontré a Montse. Yo ya no tenía muchas esperanzas, había tenido muchos problemas a consecuencia de esto, ¿no eran …? sino psicológicos, angustia, sentimiento de culpa permanente, depresión, obsesión a la muerte. Mi novio y yo casi lo dejamos en varias ocasiones.

Me escondí durante un tiempo del problema, a ver si de ese modo se solucionaba, como es lógico no lo hizo, y además la pelota se iba haciendo más grande cada vez.

Por suerte, mi novio me apoyó en todo momento, pero como es comprensible, a él también le afectaba psicológicamente de una u otra forma. Estuvimos a punto de dejarlo en varias ocasiones. A simple vista, quizá no parezca un problema tan traumático, pero fue más el problema afectivo que iba desencadenando que el problema sexual en sí.

Yo me sentía presionada (por mí misma).  Yo tendría que haber solucionado esto ya a mi edad, “¿por qué soy diferente a los demás?”, “¿por qué no soy tan normal?” “¿Por qué si puede cualquiera yo no puedo, aunque lo intente con todas mis fuerzas?” “¿Debo tener algo raro en mi cuerpo?”, “no puedo hacer planes de futuro si no arreglo esto”; y cien mil exigencias más que en aquellos momentos me bombardeaban la cabeza noche y día, haciéndome la vida triste, dolorosa y sin sentido, me sentía impotente, amargada, sin ninguna autoestima hacia mí misma o lo que hacía.

Me costó mucho, dar con mi Hada Madrina, Montse. No encontraba la información precisa que yo necesitaba, vi a dos psicólogos, dos o tres ginecólogos, una sexóloga e incluso un psiquiatra, algunos de ellos más que ayudarme me hundieron más en mi problema, pero por suerte saqué cosas positivas de los demás, aunque tenían un límite y la ayuda se acababa. Llegado este punto, para mi suerte, encontré este instituto donde supieron desde el primer momento cuál era exactamente mi problema y los pasos que seguir para solucionarlo.

Mi problema no era tan diferente y yo no era tan “rara” como yo creía, la clave estaba delante de mis narices. Daba igual porqué me había pasado, desde cuándo, en qué momento; lo importante era saber qué me rondaba en mi cabecita para provocar yo misma ese dolor, lo que, a todo el mundo, las malditas exigencias, con su angustia, sentimiento de culpa, desprecio por uno mismo, nervios, miedo y ese largo etcétera que va unido a ellos. Gracias al tratamiento RET que me enseñó Montse, empecé a replantearme mis pensamientos y a ver la vida de una forma más tranquila, sin obligaciones, hasta disfrutaba existiendo, también me ayudaron los juguetes eróticos, las sesiones individuales y de pareja, sobre todo lo que más me ayudaba era ver que yo manejaba mi situación, y que estaba luchando por algo que poco a poco iba recogiendo sus frutos. Tras unos 6 meses de tratamiento, lo conseguí, por fin. Esperaba sentir una inmensa alegría y felicidad, pero no fue así, estaba contenta y enormemente satisfecha de mí misma. La verdad es que el momento en sí, no me ha cambiado en nada, pero sí el tratamiento; tengo más ganas de hacer cosas, con más ilusión, casi nada me da miedo, me río más de todo y de mí misma. No dramatizo tanto ni me siento tan víctima. Me siento capaz de hacer cualquier cosa que me proponga y sobre todo libre.

Todavía no está todo solucionado, aún me queda mucho por hacer. Es todo nuevo y “raro”, pero, aunque me supone a veces una dificultad, intento verlo de la forma más positiva porque pienso que cuanto antes acabe mi aprendizaje antes podré quitarme de encima este “problemón” que he llevado a cuestas tantos años y pasarlo tan bien como cualquiera o incluso más. Me parece mentira cuando lo pienso, pero la lucha hace que me sienta más fuerte.

Llevaba 8 años con mi pareja y tenía vaginismo, algo que no había escuchado que tuviera nadie, lo cual veo lógico, ya que yo sólo lo conté a 3 ó 4 personas muy allegadas (incluido mi novio). No sabía ni a dónde dirigirme ni en quién depositar, una vez más, mi confianza, gracias a un resquicio de voluntad que aún me quedaba, encontré el Institut RET donde supieron desde el primer momento cuál era exactamente mi problema y los pasos a seguir para solucionarlo.

Gracias al tratamiento TREC  que me enseñó, empecé a replantearme mis pensamientos y a ver la vida de una forma más tranquila, sin obligaciones, hasta disfrutaba existiendo, también me ayudaron los juguetes eróticos, las sesiones individuales y de pareja, sobre todo lo que más me ayudaba era ver que yo manejaba mi situación, y que estaba luchando por algo que poco a poco iba recogiendo sus frutos.

Tras unos 6 meses de tratamiento, lo conseguí, por fin. Tengo más ganas de hacer cosas, con más ilusión, casi nada me da miedo, me río más de todo y de mí misma. No dramatizo tanto ni me siento tan víctima. Me siento capaz de hacer cualquier cosa que me proponga y sobre todo libre.

Cuando intentas solucionarlo a tu manera, por tu cuenta, y acabas comprendiendo que no puedes, es cuando sientes que necesitas ayuda.

Yo me sentía triste, deprimida, atormentada y enfadada porqué veía que mi relación podía ser perfecta, pero por mi culpa, no lo era.

Mi pareja es una persona maravillosa, con sus virtudes y sus defectos, pero para mí, maravillosa. Sentía que no estaba a su altura y me comportaba de una manera incomprensible.

Era celosa de todo, de sus amigos, de su familia, de sus hobbies, de verle feliz, guapo, contento y divertido con la gente que le rodeaba. Yo necesitaba ser el centro de su vida, que todo girara, igual que yo le necesitaba a él. Era mi droga y si no lo tenía me sobrecogía “el mono”.

Todo me enfadaba y me entristecía, cualquier cosa que hiciera y que para mi fuese un indicio de que no me quería, pensara en mi, o prefiriera a cualquier otra cosa, era una razón para deprimirme, llorar, echárselo en cara y que estuviéramos mal. Sólo quería estar con él, a su lado, cogida de su mano, sacrificada cualquier cosa por tenerle cerca.

Si yo tenía cualquier compromiso, lloraba de pena  por no poder verle e inventaba cualquier excusa para estar a su lado. Si él se iba con sus amigos, lloraba y lloraba de pena porque creía que me abandonaba, sentía como me arrancaban un trozo de mí, no podía dejar que se fuera, y hacía todo lo posible para evitarlo.

Pensar que otra chica le pudiera gustar me atormentaba, una revista, la televisión o cualquier chica de la calle me hacía sentir pequeña. Pensaba que le gustaría y desearía más que a mi. Estaba en alerta constante y era agotador.

Sabíamos que nos amábamos pero esta situación era insostenible, él lo pasaba mal y sufría por mi y yo me moría de pena por lo que sentía y no poder hacer nada.

Poco a poco todo esto cambió, gracias a mi psicólogo Francesc y con su ayuda, me di cuenta de muchas cosas.

No ha sido fácil, las primeras sesiones fueron duras, me daba miedo, pereza y vergüenza explicar mis sentimientos, pero las ganas de encontrarme bien podían con todo esto.

A través de su metodología de trabajo he aprendido muchas cosas. Cambiar aquellos pensamientos irracionales por algo racional era difícil, sobretodo cuando tus sentimientos son más fuertes que tu cabeza, pero poco a poco lo fui consiguiendo. Los primero días debía anotar aquello que me hiciera sentí mal, triste, deprimida, enfadada… e intentar cuestionarme estos pensamientos para convertirlos en racionales. Así me di cuenta de como podría pasar de estar deprimida a triste, de rabiosa a enfadada o molesta, de aterrorizada a preocupada, cambiar mis emociones y estados de ánimo y cambiar la necesidad de tenerle por un deseo más sano.

Por otro lado tenía que enfrentarme a mis miedos y temores, pensando qué pasaría si me dejara y dándome cuenta de que el mundo no se acabaría si eso sucediera.

Seis meses más tarde puedo decir que me encuentro feliz. Siento que he mejorado muchísimo, he encontrado mi sitio dentro de mi relación y he comprendido que debo dejarle su espacio, tener el mío y compartir el nuestro. Sólo así seremos felices. Siento que cada día le quiero más, me siento libre, tranquila, y con unas ganas increíbles de hacer cosas y pensar en nuestro futuro.

Me he dado cuenta que el amor hay que cuidarlo, mimarlo y alimentarlo para que crezca cada día más.

Reconozco que en alguna ocasión siento celos, peros soy capaz de reconocerlo e intentar que no me afecte como antes.

Confío en mi recuperación pero no descarto necesitar de ti en alguna otra ocasión, pero ya no tengo miedo

Estava familiaritzada amb la TREC, perquè en la carrera havia fet una assignatura i la veritat és que va ser un gran descobriment per mi. Mai m’havia endinsat en el món de la racionalitat. Em va sorprendre que a través dels nostres pensaments podem modificar la conducta. Vaig llegir alguns llibres perquè el tema m’interessava i perquè mai m’havia considerat una persona racional, més aviat intuïtiva, i emocional 100%, els pensaments per mi eren en segon terme. I vaig pensar que algun dia m’agradaria fer la teràpia per endinsar-me més en aquest tema.

Aquest curs vaig començar a sortir amb un noi, algunes vegades amb ell teníem conflictes, poc a poc em vaig començar adonar que els conflictes es descontrolaven i amb ells jo. Qualsevol cosa petita era un drama, em vaig començar a sentir com si fos en un huracà emocional i no el sabia dominar. Em sentia descontrolada i va ser quan el juny em vaig plantejar buscar ajuda.

En primer lloc vaig pensar en el meu problema i quin tipus d’ajuda em podria anar bé. Aleshores vaig pensar amb la TREC, potser aquesta teràpia m’ajudaria, ja que necessitava eines més racionals per dominar aquestes pujades emocionals, les preocupacions… I sobretot perquè em vaig adonar que els meus pensaments no ajudàvem massa en ser racional.

Vaig decidir començar doncs la teràpia, la veritat és que ho vaig començar a fer molt motivada, les coses noves m’interessen. Estava nerviosa perquè era un gran pas per mi. Tenia molt clar que volia ser més racional, no volia ser tan emocional perquè sent així era un patiment per mi.  El primer dia vam explicar la teoria ABC,  ja la coneixia i això em va facilitar molt la feina. Sabia perfectament que el nostre comportament i emocions no són resultat dels esdeveniments  que ens succeeixen si no dels nostres pensaments irracionals. No em va costar identificar les emocions n’hi els pensaments irracionals quan m’alteraven. Però jo, el que realment volia era eliminar aquets pensaments irracionals del meu cap, havia arribat l’hora de qüestionar-me els aquets pensaments.

El debat dels meus pensaments irracionals  van ser un punt important per mi. Primer em debatia els pensaments, però recordo  que ho feia d’una manera desordenada. Aquets debat que em feia, no m’ajudava eliminar el pensament. I va ser aleshores que em vaig començar a centrar amb els pensaments irracionals, perquè pensava així? Perquè havia de ser un huracà emocional? Perquè havia de ser així? Aquets pensaments van fer que la meva autoestima minvés, El document parlant de l’autoestima i la xerrada a la consulta va ser un punt important que em fa fer arribar a la conclusió que les persones som com som, que jo de naturalesa sóc més emocional que un altre, però això no vol dir que sigui menys n’hi més que ningú. Cadascú és com és i t’has d’acceptar. Em va ajudar la reflexió que vam fer explicant que la teràpia no em faria canviar si no reconduir aquestes emocions perquè no fossin destructives i que no fossin tan freqüents . En el primer moment em va saber greu el fet de que la teràpia no em canviés, però poc a poc amb l’acceptació de mi mateixa i reconèixer que som infal·libles em va obrir una nova finestra per anar tirant endavant.

Recordo que va haver un moment que produïa moltes fitxes i va ser aleshores també que em vaig adonar que em sentia malament per sentir-me així. Ara bé com he comentat abans, el document de l’autoestima i acceptar-me a mi mateixa, em va ajudar a prendre consciència que els essers humans tenim tendència equivocar-nos, que cada persona té la seva personalitat, unes són més hàbils amb algunes coses, altres amb altres aspectes, però això no vol dir que uns siguin menys o més que els altres. Aquesta reflexió, em va ajudar també per controlar els gels.

Poc a poc els debats plantejats m’ajudaven a reconduir i desaparèixer els pensaments irracionals, la fitxa amb els tipus de debat em va ajudar molt. Primer se’m feia difícil aplicar les preguntes, ho trobava forçat, però més endavant em vaig fer meves algunes preguntes que em feien eliminar l’angoixa i els pensaments irracionals. Aquestes van ser:

  • Aquest fet que em plantejo és real o és una suposició? Si és una suposició vol dir que no és real, per tant no existeix i no m’he de preocupar. Ara bé, si aquesta suposició fos real que passaria? Imaginant la suposició com si fos real em va ajudar i m’ajuda a treure dramatisme a l’esdeveniment.
  • L’altre pregunta que em plantejo és si val la pena tenir aquets pensaments, m’ajuden en alguna cosa? M’aporten tranquil·litat i placidesa? Aleshores si no m’aporten tranquil·litat perquè me’ls plantejo?  Em faig mal a mi mateixa?

Aquest estiu m’ha anat molt bé per interioritzar tot el que anava aprenent. Ha estat un estiu molt tranquil, ara em sento centrada, els conflictes amb la meva parella han reduït i jo gràcies a les preguntes que em plantejo en el debat els pensaments irracionals han desaparegut.

L’ últim dia de la teràpia van fer aquella pràctica d’imaginar situacions conflictives o angoixants i jo poc a poc les anés reduint i prendre consciència de quina manera ho feia, per poder-ho aplicar en situacions reals. Em va costar bastant, ja que en aquell moment em sentia molt racional i fins hi tot en la imaginació em costava trobar una imatge que em pertorbés. Crec però que aquesta pràctica em pot servir i la portaré a terme quan m’angoixi.

Quan vaig tenir l’alta em va fer una mica de respecte, em sentia que potser tornaria enrere, que tornaria a ser com abans, però poc a poc em vaig adonar que això era una suposició absurda, jo ja tinc els mecanismes i les eines per poder reconduir els pensaments que em puguin desequilibrar-me. Ja sé com fer-ho i estic contenta de tota l’experiència que he viscut i sobretot de totes les coses noves que he après. Del camí viscut.

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